El metal con formas de rombos reflectantes, enfrente de mis
narices. Lo único que veo es el vaivén de la mesa que llevo a cuestas. Es el
último de mis viajes, la última mesa a colocar en mi recién estrenada terraza
de la taberna. El tiempo, parece que ya acompaña. Por la calle abajo ya asoma
Don Fernando. Como siempre, puntual a la apertura.
Hoy parece algo preocupado. Toma asiento en una de las mesas
de la terraza, la que más a la sombra está y me pide una cerveza. Me siento con
él y lo acompaño en la toma. ¿Me lo vas a contar? o prefieres que hablemos de
los viejos tiempos.
Algo te diré, no es nada por lo que pueda preocuparte. En el
fondo es un dilema. Una gilipollez si quieres llamarlo así. ¿Cuánto de social
tiene una red social? ¿Qué uso tengo que darle?
Porque mi dilema es que cuando me siento enfrente del ordenador
a compartir mis gustos, inconscientemente pienso que molesto y acto seguido
borro casi todo. Puede parecer una gilipollez, como te dije, pero cada vez me
afecta más en lo personal.
Quizás el problema sea la gente que tengo agregada. No todos
son familia o amigos íntimos. Quizás está ahí la respuesta. Separar lo familiar
de “el público” no familiar. Cosa que hago con los blogs. Digamos que en un
blog, la gente entra porque quiere leer lo que quieres contar. Es una entrada “voluntaria”
y acepta lo que lee, estando más o menos de acuerdo con lo que escribes. En las
redes sociales te leen porque te tienen agregado y a veces choca tu contenido
con los “agregados”.
Luego está la cantidad de contenido que compartes. En un
blog, si publicas diez entradas al día, te premian con más visitas. En las redes,
publicas diez post y te llaman pesado, aunque tú hayas visto las “pesadeces” de
los demás y no hayas dicho ni “mu” al respecto, siempre tiene que haber un “no
familiar” que te toque un poco los “boulins”
¿He de hacer de mi red social algo “puramente familiar”?
creo que por ahí está la respuesta. No deja de ser una herramienta que conecta
con la gente. Con tu gente. Y así debe de ser. Para lo demás, para “el gran
público” ya tengo los blogs.
Y eso es lo que me pasa, Baito. ¿Qué opinas al respecto?
-¿Perdón? No te estaba atendiendo, estaba viendo Facebook con
el móvil, un video de un gato bailando sevillanas…¿decías?
-Que me pongas otra cerveza, anda! Desgarramanta!
Hablando de los blogs. Una pregunta. ¿No eras más feliz y escribías
más libremente, cuando no te leía ni el tato?
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