Como buen tabernero, considero mi lugar de ocio como el
mejor de cuantos se pueden visitar. Mi cerveza es la mejor tirada del país, mis
botellines, los más frescos, mi carta de vinos de las mejores cosechas y
añadas, de mi cocina sólo salen suntuosos manjares para mis comensales. Para
amenizar la estancia de mis huéspedes, la selección musical es exquisita y los
canales de televisión a gusto del consumidor. Es decir, hago lo posible para
agradar la estancia a todo aquel que entre en mi local, sin distinción por
antigüedad.
Pero cuando echo el cierre en mi Taberna, suelo visitar
otros lugares para, casi siempre, disfrutar de la compañía de amigos o
familiares, bien para una cena, bien para tomar algunas cervezas. Es inevitable
fijarte en aquellos lugares que visitas para establecer una especie de censo
imaginario de los lugares que han sido de tu agrado, para una posible
repetición de la jugada.
Pero ese “censo” también tiene una cara oculta, y no es otra
que una confección de lugares a los que ni pagando volvería a pisar.
Antes de entrar en materia aclarar a mis acompañantes,
amigos, amigas, novios y hermanos:
“La noche del sábado pasado fue
entrañable, me lo pase en grande
con vosotros y ya espero repetir, de
vuestra compañía. Por tanto si leéis estas líneas, sabed desde ya, que todos vosotros y un servidor, estáis excluidos de las posibles barbaridades
que pueda soltar”
Ahora continúo.
Lo primero un consejo. Nunca,
jamás, os dejéis guiar por un “pescador” en vuestras salidas nocturnas.
Confiad en vuestro criterio y en los lugares que conozcáis. Es bueno tener
claro donde ir a tomar unas copas, teniendo un plan, os recomiendo seguirlo.
Lugar: La Latina.
Madrid.
¿Quién son los pescadores? En primer lugar mis respetos por ellos,
ya que están trabajando y esa es su labor de modo que, una vez presentados los
respetos:
Los pescadores: Son aquellos que están de esquina en esquina
(no se si bien “pagaos” como la coplilla) con una serie de tarjetas o
invitaciones, que te asaltan a las primeras de cambio para que visites su
maravilloso local. Una fuerza desconocida hace que inmediatamente después de contarte
su plan, te veas obligado a seguirle y obedecer sus órdenes para siempre. La
oferta que te dice suena a campanas celestiales ¡¡8 euros por copa!! Más cuando
en el anterior lugar de donde acabas de salir has pagado 9 euros, por un
refresco y garrafa barata.
"La biblioteca nocturna..."
Pues dos fueron los pescadores de los que mordimos su cebo,
aunque uno de ellos, por esta vez, su local, se va a salvar de la quema ya que
logramos zafarnos del anzuelo a tiempo, por tanto no puedo ser objetivo a la
hora de ponerlo a parir, tan sólo apuntaré, que el local era un pasillo y olía
a ingle sucia, a canelilla del arroz con leche, a chotuno con mezcla de colonia
de mercadillo. De modo que logramos revolvernos en las aguas y desenganchar el
anzuelo a tiempo. Por poco, pero logramos escapar.
Con el segundo pescador…si mordimos por completo el anzuelo,
tiraron del sedal y capturaron la pieza. La carnaza: “dos copas a 15 €, ambiente agradable y música comercial pero no
radical, es decir el pachangueo de toda la vida.”
Seguidme conozco el
camino!! Destino: SHOKO
Después del “Sí”, seguimos en procesión al ávido pescador.
Deambulando por las estrechas calles de la noche Madrileña, desembocamos en la
castiza calle Toledo, lugar del nefasto barco de pesca y destino. Las primeras
palabras amables para caer en las redes del parlante se transformaron en ligeras
órdenes cuando nos colocó al final de la pequeña fila de entrada, dándonos pequeñas
instrucciones para subir a bordo. En ese momento no sabía si iba a entrar a una
discoteca o estaba esperando el tren que nos llevara a un campo de
concentración.
Cuando llegamos a la entrada, el caballero que encima nos
cobraba por entrar, nos marcaba como ganado, con una pulsera de felpa ajustada
a un nivel que hizo que mis dedos aumentaran dos tallas por la presión sanguínea.
El precio, lo pactado. 15 euros que se transformaron en dos papelitos numerados
que deberíamos entregar en la barra para efectuar el cambio de papelina por
cubata.
En un principio, vislumbre un rayito de esperanza cuando al
subir las escaleras, entrando en el “Hall”
principal, vi que su decoración psicodélica escapada de alguna toma de la “Naranja
mecánica” mezclado con algún garito espacial de la serie “Galactica” que no disgustó
del todo en mi orgullo friki.
"Espectativas..."
Pero una vez traspasado el Hall…todo quedo en lo mismo. Lo mismo
en esta especie de establecimiento. 300 metros cuadrados de luz y música
atronadora.
¿Donde coño estaba el
ambiente agradable?, ¿donde coño la música pachanguera?, el “Pum Pum Pum Pum” comandaban los ritmos
de la masa y encima en directo, una “pseudo” versión colombiana a caballo entre Parchís y Torrebruno. En ese instante me
encontraba rezando y esperando para que de un momento a otro hiciera acto de
presencia “Blade” y acabara con todos nosotros de una vez por todas.
"Yo me encargo..."
Me dije…voy a hacer lo único inteligente que se puede hacer
a parte de dar media vuelta e irme (recordar que pagué 15 eurazos para que me
torturaran las orejas y mi buen gusto)…darme a la bebida, de modo que me hice
camino hacia la barra, porque en estos sitios no “vas” si no te “abres” paso y
llegué después de 30 minutos a la primera fila de barra. Después de cinco
minutos, mi socio y yo llegamos a la conclusión, tras una exhaustiva observación
que el camarero era camarera, nos costó juzgar su ambiguo aspecto, de modo que
le gritamos que queríamos tomar un par de Rones con limones.
Gritar. Porque en estos sitios no se habla, se grita, debido
al volumen y alcance de decibelios por metro cuadrado, que hace que hablar detrás
de un reactor de avión sea una tarea más vintage. De modo que el camarero-camarera
logró saber que queríamos tomar, sólo cuando nuestras voces alcanzaron el
timbre de voz que consigue Pavarotti en el momento más álgido del área de “Nessum
Dorma” (Al alba vincero…Vincerooooo…quiero un Ron con Limooooooooooooon), la
muchacha ambigua sirvió las copas.
"Con Limoooooooooooooooon"
Eso no era Ron con limón. Era Varon Dandy con Limón. El
garrafón comparado con eso era gran reserva. Colonia pura con refresco de
cítrico.
Después de apurar la copa en cinco minutos tapándome la
nariz para que entrara mejor, decidimos salir a fumar. La amabilidad de los
trabajadores de este lugar, en estos momentos ya ha conocido su límite una vez
has entrado y tienes tu colonia en la mano. De modo que te guían con tonos de
voz parecidas a las del sargento de la Chaqueta Metálica que te hacen sentir
más Gilipollas aun si cabe. Te marcan con un puto sello el brazo como a un
vulgar cerdo, para luego reconocerte cuando regreses a su “Jardín de las delicias”.
Porque la única razón que me impulsaba a entrar en este “purgatorio” de segunda
división, era la segunda papelina que me obsequiaba y otorgaba con otro Varon
Dandy con limón.
"Varon Dandy de 12 años...donde va triunfa...es un crimen echarle hielo..."
Es en este momento cuando te das cuenta y te preguntas “que
coño hago yo aquí” y comienzas a observar….Te das cuenta que el patetismo te
envuelve. Estás rodeado de princesitas de extrarradio, vestidas con lujosas
prendas de mercadillo barato, y de príncipes con Cristiano Ronaldo como referente cultural, siendo ellos fotocopias
en blanco y negro de su chusco estilismo, pavoneándose de sus peinados en punta
engominado, marcando ridículos paquetes con sus estrechos pantalones y
mostrando sus horas en gimnasio con sus musculitos de medio pelo. Van tan
ajustados que seguro que se tiran un cuesco y no sale hasta que saquen su polla
cuando se dispongan a mear. Hecho que explica sin duda su capacidad
intelectual, del poco peer, los aires pútridos ascienden a sus neuronas pasando
a dominar desde ese instante sus pensamientos siendo su guía por el mundo para
siempre de los jamases.
Si quitamos a estos lugares la música y las luces, nos queda
un emplazamiento de dos por dos en los que pasar horas de pie o saltando
bebiendo colonia…
Si esto es diversión podéis considerarme como la persona más
aburrida del mundo.
Pero de esta experiencia se puede sacar algo en claro y
positivo: No volver Jamás a “Shoko” ni a nada que se lo parezca, léase Kapital
o símiles con la misma naturaleza cultural.
Hasta aquí este primer acercamiento a “Las peores Tabernas
de Madrid”
Hasta más ver.
la taberna de baito
la taberna de baito
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